Padre Misericordioso, derrama tu Espíritu de sabiduría y amor para guiarnos en este proceso de planificación pastoral para ser Discípulos Misioneros de tu hijo, Jesucristo.
Transformarnos a través de la Eucaristía que compartimos, para que se convierta en la fuente y cumbre de nuestras vidas.
Haznos verdaderamente acogedores a todo tu pueblo, para que nuestros corazones se abran a tu gracia y misericordia.
Caminen con nosotros mientras nos acompañamos unos a otros a lo largo del camino del crecimiento espiritual y el discipulado.
Y envíanos a proclamar la alegría del Evangelio a través de la fe, el servicio, la justicia y el amor a los demás, especialmente a los pobres.
Que nunca perdamos de vista nuestra sagrada misión de “ir y hacer discípulos de todas las naciones” para que en esta Arquidiócesis de Baltimore la luz de Cristo sea siempre Una Luz Brillantemente Visible.